Las cambiantes, aceleradas y sorpresivas condiciones climáticas que se registran a nivel mundial han hecho que sea de suma importancia contar con planes de contingencias. Todo con el propósito de que permitan cuidar los cultivos de riesgo climático a fin de poder enfrentar y solventar aquellas situaciones imprevistas que pudieran afectar el normal desarrollo agrícola.

En específico en Colombia, por ser un país ubicado muy cerca de la línea ecuatorial, con un clima templado, se debe planificar el crecimiento de las pymes. Todo con el consabido plan B para una mejor conservación de los cultivos en la temporada de mayor sequía del país que ocurre entre los meses de enero y mayo. También durante los meses de más abundantes precipitaciones que se registran, de junio a octubre.

Acciones a incluir en el Plan B

Para emprender de manera eficaz y efectiva el Plan B de una pyme en el área agrícola se requiere contemplar como acciones expeditas las siguientes, las cuales se deben ejecutar a gran escala.

1. Proteger y restaurar los ecosistemas más indispensables

El país debe establecer como prioridad el respeto a la naturaleza. A tal fin requiere contar con la logística apropiada para proteger sus ecosistemas claves tales como: ríos, manglares, humedales, selvas y océanos. Estos absorben grandes cantidades de carbono, lo que permite los problemas que acarrea el efecto invernadero. Al respecto, conviene destacar a los manglares y los humedales que son entornos ecológicos severamente afectados por el cambio climático. Los primeros son muy valiosos pues sirven de barrera ante las tormentas, mientras que los segundos absorben el exceso de agua de las inundaciones.

En tal sentido, se necesitan programas destinados a la conservación de estos ecosistemas de forma tal de que favorezcan de manera contundente al medio ambiente y eviten su desaparición.

2. Brindar el debido apoyo a los pequeños productores agrícolas

Este es un apoyo financiero, logístico y de tipo legal mediante un seguro para empresas que les permitirá seguir realizando su labor de manera más efectiva, aportando a la sociedad su preciada producción. Al respecto, la FAO ha señalado que, por ejemplo, los grandes productores de carne generan en sus procesos entre un 15 y 18 % de emisiones de gases de efecto invernadero que contaminan el ambiente debido a las herramientas que emplean. Asimismo, son la fuente responsable de mayor uso y polución del agua en el mundo.

De allí la relevancia de respaldar a los pequeños productores y que las naciones los incluyan en su planificación agrícola incentivando la aplicación de prácticas sostenibles para la restauración de la tierra. Estos deben respetar la naturaleza, beneficiando a las poblaciones circundantes, ofreciéndoles respaldo de una empresa de seguros y haciendo que los animales y los cultivos sean más resilientes al cambio climático.

3. Promover las energías verdes

Incentivar la ejecución de proyectos que contemplen el uso de las energías verde como: la solar, la eólica, la geotérmica, la oceánica, entre otras. Todas se amoldan perfectamente a las características de cada lugar y no empeoran los efectos de los riesgos climáticos.

4. Medida de adaptación

Contemplar la adaptación como medida para contrarrestar el cambio climático, en la que se incluyan acciones contundentes para prevenir catástrofes mayores, aumentar la resiliencia de las comunidades y reducir la vulnerabilidad de estos habitantes. Estas son acciones tendientes a mejorar la situación de estas poblaciones que ya sufren las consecuencias debido a un clima que ha cambiado mucho en poco tiempo.

Algunas alternativas viables se ofrecen en Ayssa y contribuyen a diseñar un acertado plan B con soluciones especializadas. Las decisiones y acciones que se tomen a partir de este plan B sobre el cuidado de los cultivos en riesgo de ser afectados por el cambio climático serán trascendentales