Dada la variedad de títulos universitarios, elegir una carrera universitaria puede ser un proceso complicado. En vez de asegurar el futuro académico de un joven, quizá genere dudas y ansiedades ante la falta de orientación e información.
Asegurar la educación de tus hijos apoyándolos desde el proceso de selección de su carrera los hará sentirse más seguros al momento de escoger el tipo de educación que desean recibir.
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Lo primero es separar las ambiciones personales de las de tus hijos
Si tomaste la previsión de contar con un seguro educativo para tus hijos (que les permita una entrada cómoda a las distintas instituciones de educación superior), ahora queda concentrarte en sus expectativas con respecto a la educación universitaria.
Para empezar, debes entender que cada generación tuvo sus retos y exigencias. Por eso, las carreras más demandadas en el pasado no necesariamente tienen que ser las más solicitadas en el presente.
Debes dejar a un lado tus aspiraciones personales para asumir un verdadero papel como guía y facilitar del proceso de selección de la carrera de tus hijos. Evita las críticas y promueve sus capacidades para tomar sus propias decisiones.
Promueve actividades que despierten su interés vocacional
Gracias a una comunicación efectiva, los padres pueden conocer cuáles son los verdaderos anhelos de sus hijos tras salir del bachillerato. Conversa acerca de ello. Averigua si desean optar por una carrera técnica corta, trabajar para una gran corporación, ser un funcionario del Gobierno u otro proyecto. Con esta información, puedes ayudarlos a encontrar los espacios educativos acordes con sus aspiraciones.
También es esencial involucrar a los chicos en diversas actividades libres relacionadas con la ciencia, la lectura, escritura o arte, entre otros. Aprende a detectar qué áreas captan su mayor interés y, desde allí, enfócate en que profundicen a través de cursos, clubes, etc. Con esto, buscamos reforzar sus fortalezas mientras descubren por ellos mismos su verdadera vocación.
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Por otro lado, es recomendable contar con la ayuda profesional de un orientador académico o vocacional. Esta persona evaluará los intereses y habilidades de los estudiantes. Les vendrá bien, sobre todo, si tienen muchas dudas y todavía no han reconocido sus competencias.
Gracias a las ferias vocacionales y de empleo, patrocinadas muchas veces por una compañía de seguros, los estudiantes tienen acceso a las ofertas laborales del momento. Y sabrán cuáles son las competencias que demanda cada puesto de trabajo.
También existen recorridos por universidades para acercarse por vez primera a los campus, recibir información sobre los planes de estudio, becas, coberturas del seguro de educación, salidas laborales y cualidades de las instalaciones.
Para tomar en cuenta:
- El mundo cambia constantemente. En la actualidad, hay carreras que hace cinco años no existían y cada día surgen nuevos oficios, sobre todo en el campo tecnológico.
- Fomenta el autoconocimiento: Aquí es importante fomentar las preguntas autoexplorativas en los jóvenes. Cuestiones como “¿en qué te gustaría trabajar?”, “¿cómo te ves en el futuro?” o “¿cuáles son tus gustos?”.
- No es lo mismo un hobby que una profesión: Que saques buenas calificaciones en ciencias no significa que debas inclinarte hacia esa carrera. O no porque a tu hijo le gusta tocar el piano debería estudiar obligatoriamente música. Un hobby y una profesión son dos cosas diferentes. La primera está motivada por la pasión, por un componente emocional y hasta espiritual. Un hobby incluso se practica o realiza como una manera de salir de la rutina del trabajo. Sin embargo, una carrera profesional te da una idea de cómo te verás en el futuro. Eso sí, anima al estudiante a descubrir si sus hobbies le podrían generar dinero.
Mientras más herramientas estén disponibles para despejar las dudas sobre la escogencia de una carrera, mayores serán las posibilidades de éxito en un mercado cada día más competitivo.